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Cómo lograr lo mejor de dos mundos. Invertir en tiempos de crisis

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Por Cuaudia Villegas.

Comprar cada año un centenario para generar el fondo de estudios que se necesitará una década después es una idea provocadora. Después de todo, en los últimos 30 años el precio del oro ha ido en ascenso (aunque no hay que olvidar que también puede bajar) con rendimientos positivos año tras año y en estos momentos la Reserva Federal y hasta el Banco Central de China prefieren invertir, gran parte de sus recursos, en oro y no en sus propios bonos. Paradójico. De hecho, en medio de la crisis financiera han sido los metales preciosos el refugio de inversionistas y hasta de economías en busca de una opción para evitar la quiebra de sus tesorerías.

Sin embargo, los costos por el resguardo del metal, los riesgos asociados, la declaración de ese patrimonio y, por supuesto, el pago de impuestos son cuestiones adicionales a considerar más allá de la custodia de los bienes. Invertir en oro, sin embargo, no tiene porque ser tan complicado: la banca y las casas de bolsa a través de los fondos que administran ofrecen a sus clientes la posibilidad de incluir en la canasta de inversión participaciones en oro, plata y otras materias primas que no ofrecen intereses pero cuyo valor sí aumenta. Esa es una ganancia tangible y alejada relativamente del devenir de las tasas de interés en las economías. De hecho, en el caso de los fondos para las pensiones de los trabajadores mexicanos que se administran a través de las famosas AFORE, la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar) aplicó recientemente cambios al régimen de inversión para incluir commodities (oro, plata, petróleo entre otros) en un intento por incrementar los rendimientos de estos fondos.

Igual que el oro o la plata, las bienes raíces son otra opción “refugio”. Su precio aumenta en la medida en que se genera una mayor actividad económica y demanda de espacios. Sin embargo, también existe el costo de oportunidad: comprar inmuebles baratos, en medio de una situación crítica, para esperar mejores condiciones y la revaluación de esos activos.

Invertir en tiempos de crisis

Una vez más, sin embargo, para obtener directamente ganancias en el sector inmobiliario es necesario, en primer lugar, contar con un buen capital y experiencia para lidiar con todos los imponderables que exhibe la participación en este sector.

Por ello, una vez más, el sector financiero ofrece opciones para obtener lo mejor de los dos mundos. Los Fideicomisos de Inversión Inmobiliaria, conocidos como FIBRAS constituyen una de las nuevas conquistas de los financieros mexicanos que lograron cuadrar aspectos fiscales y operativos para ofrecer a inversionistas el mejor rendimiento de propiedades inmobiliarias en renta. Ganancias anuales de 20 por ciento al invertir en una Fibra no son nada despreciables cuando se compara con un rendimiento de un solo dígito para los Certificados de la Tesorería de la Federación (CETES), instrumentos que sirven para financiar al gobierno mexicano y que se ubican en el mayor rango de seguridad en el mercado porque las probabilidades de insolvencia son muy remotas.

Así, las inversiones adecuadas para generar coberturas que permitan hacer frente a las deudas y mantener a salvo el historial crediticio no están tan lejos del ciudadano de a pie. La clave se encuentra, en contar con el tiempo y la información suficientes para buscar las mejores opciones para obtener los mejores frutos en el mediano plazo.

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Claudia Villegas es Directora de la revista Fortuna, columnista financiera en Milenio Diario y colaboradora de diversos espacios radiofónicos y televisivos.