En voz de los expertos

Buró de Crédito llega a su mayoría de edad


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Por Roberto Fuentes Vivar*

El Buró de Crédito cumple 18 años y llega a su mayoría de edad como una institución sólida, que forma parte importante de la historia financiera contemporánea y que se ha convertido en uno de los pilares de la vida económica de México.

Hace algunos años había un promocional de Petróleos Mexicanos en el cual el protagonista preguntaba: "¿Cómo? ¿Pemex en el avión?" Ahí se explicaba entonces cómo el petróleo estaba en todas partes, aun en los artículos más disímbolos o en los servicios más sofisticados como un vuelo.

Parafraseando ese mensaje de la paraestatal y, con motivo de los 18 años del Buró de Crédito, vale la pena hacer un recuento de cómo las sociedades de información crediticia están casi omnipresentes, pero invisibles, en muchas de las actividades cotidianas.

Por ejemplo, el Buró de Crédito está detrás del teléfono móvil y de cada una de las llamadas que se hacen a través de este sistema de comunicación, sobre todo cuando se trata de un aparato obtenido a través de un plan de pago mensual, pues la compañía telefónica contrata los servicios de información crediticia para conocer el historial de cada posible cliente.

Si se habla de servicios de internet, también las compañías que ofrecen su red para que  el cliente pueda conectarse a la supercarretera de la información, como se le llamó en un principio a la web, están afiliadas o requieren de los servicios de alguna sociedad de información crediticia.

Cuando alguien sale de su trabajo a media mañana para ir a tomar un refrigerio en cualquiera de las tiendas de conveniencia que existen en el país, detrás de cada uno de estos establecimientos está el Buró de Crédito, ya que pertenecen a cadenas que pueden ofrecer productos a través de tarjetas que pertenecen a alguno de los usuarios (otorgantes de crédito) del Buró.

En  términos generales, el Buró apoya con información de calidad acerca de sus clientes a los bancos que han otorgado 50 millones de tarjetas de crédito, mediante las que el año pasado se realizaron 587 millones de transacciones, de acuerdo con las estadísticas de la Asociación de Bancos de México.

Si en vez de una tienda de servicio se acude a un restaurante o cafetería, el Buró de Crédito participa en las operaciones que se realizan en la mayoría de los 350 mil establecimientos de este tipo y que generan ventas anuales por 182 mil 992 millones de pesos, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

Si se trata de diversión, el Buró de Crédito está atrás de la compra de boletos que se efectúa a través de las empresas que realizan estas transacciones vía electrónica para acudir al teatro, a un concierto o a la ópera. Incluso en la reservación de boletos para el cine por los medios electrónicos también está presente una sociedad de información crediticia. Hasta para adquirir un disco de colección en una tienda especializada, se requiere de manera indirecta de los servicios del Buró.

Cuando se habla del sector de la construcción -uno de los pilares para el crecimiento de cualquier país-, el Buró de Crédito es uno de los ladrillos fundamentales para su desarrollo, pues lo mismo cuenta con la información de la empresa que va a edificar una unidad habitacional, que la de los arquitectos e ingenieros que adquieren a crédito los materiales. Incluso interviene en la venta final al cliente que va a habitar una vivienda.

Desde luego que cuando se va a adquirir la despensa semanal en cualquiera de los tres mil 698 supermercados, el Buró está detrás de las operaciones que se hacen a través de financiamiento.

Lo mismo sucede cuando se compran algunos bienes más duraderos -como electrodomésticos o muebles- en alguna de las casi dos mil 500 tiendas departamentales que están afiliadas la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales. De hecho, la mayor parte de las tiendas de autoservicio y departamentales contratan los servicios del Buró al ofrecer de manera directa tarjetas o servicios de crédito.

Sin ir más lejos, detrás del Buen Fin que se celebrará en noviembre, está el Buró de Crédito, pues una buena parte de los mexicanos que compran las ofertas con descuentos de hasta 70 por ciento, lo hacen precisamente a través de tarjetas, aprovechando los meses sin intereses.

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Pero volviendo al ejemplo de “¿Pemex en el avión?”, vale la pena  señalar que el Buró de Crédito está detrás de la tortilla nuestra de cada día, pues seguramente el agricultor que produjo el maíz solicitó un préstamo para poder sembrar y cosechar la milpa. Y también seguramente en la tortillería de la esquina pidieron un crédito para poder adquirir la maquinaria con la cual se hicieron las tortillas que llegan a la mesa de manera cotidiana.

Algo de historia

El Buró de Crédito nació en octubre de 1995, en plena crisis económica y tras la devaluación de finales de 1994. Fue la primera de las sociedades de información crediticia de nuestro país y se instituyó con la tarea de integrar y proporcionar información de los sujetos de crédito, a través de la sistematización de datos y del historial de personas físicas, empresas e instituciones del sector público.

Desde entonces se ha convertido en una de las piedras fundamentales sobre las que se basa el sistema financiero mexicano, al ofrecer información confiable y sistematizada de los posibles adquirientes de préstamos.

Gracias al Buró de Crédito se ha logrado que las instituciones que ofrecen préstamos, reduzcan el tiempo de investigación a sus posibles clientes, al contar en poco tiempo con todos los datos necesarios para tomar decisiones.
Esto ha permitido que exista un abaratamiento del crédito, pues anteriormente los bancos y las tiendas que ofrecían préstamos necesitaban hacer sus propias investigaciones, cuyo costo final recaía en el cliente.

Otro de los éxitos del Buró de Crédito en sus primeros 18 años de vida, es que ha logrado incrementar la calidad crediticia de los mexicanos, pues gracias al buen manejo de sus cuentas, millones de mexicanos cuentan con posibilidades de acceder a financiamiento de manera casi inmediata

Si bien el Buró de Crédito está regido por la Ley para Regular las Sociedades de Información Crediticia,  las Reglas Generales para Sociedades de Información Crediticia, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, el Banco de México y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, su operación abarca un amplio espectro que rebasa al sector financiero.

Por ejemplo, al principio de este artículo se menciona que el Buró de Crédito se ha convertido en uno de los pilares de la economía. Esta aseveración se basa en que su actividad se extiende a todos los sectores: desde el primario, a través del crédito agropecuario, hasta el terciario en donde los servicios como las telecomunicaciones basan sus operaciones al cliente en el financiamiento.

Además,  muchas de las instituciones que ofrecen crédito, como son las tiendas de autoservicio y departamentales, no están regidas por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, pero sí cuentan con los servicios del Buró.

Estos son, en síntesis, algunos de los logros del Buró en sus primeros 18 años. Ahora en su mayoría de edad se apresta a hacer frente a las nuevas responsabilidades que le determine la reforma financiera.


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* Roberto Fuentes Vivar es columnista económico. Egresado de la escuela de Periodismo Carlos Septién García y de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Ha sido jefe de las secciones económicas de diarios como La Jornada, Novedades, UnomásUno, El Nacional y la revista Época. Actualmente es colaborador de Grupo Imagen, Radio Educación, la agencia Al Momento, de más de diez portales como Red Financiera y Comunicación Financiera, y de los diarios Milenio y Mundo Express.