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No. 45 Septiembre de 2014
EN VOZ DE LOS EXPERTOS
Al término de la vida, claridad = tranquilidad para la familia
Por Joaquín Peón Escalante*

Hace unos días falleció el actor Robin Williams. La mayoría de la gente lo recordamos con alegría por su legado en películas como La sociedad de los poetas muertos, Patch Adams o Jumanji. Pero hay también otro tipo de herencias…

En general a nadie le gusta pensar en la muerte o hablar de la muerte. Y menos de su propia muerte. Sabemos que nos vamos a ir un día de este mundo. Pero no tenemos idea de cuándo va a ser ni de cómo. No hay escape. Todos, absolutamente todos, tendremos que despedirnos un día de nuestros seres más queridos. Vamos a desaparecer.

Sin embargo, una forma de permanecer o de ser bien recordados es redactar un testamento donde de forma clara expresemos nuestra voluntad para que una o varias personas determinadas (principalmente esposa/o e hijos/as) adquieran, cuando ya no estemos, el derecho a la propiedad de lo que ahorramos o construimos a lo largo de nuestra vida.

Para eso sirve un documento legal conocido como “testamento”. Es nuestro legado a las personas más cercanas o a las que más quisimos en vida. Se refiere al acto por el cual una persona dispone de todos sus bienes o parte de ellos para ser distribuidos después de su muerte.

De acuerdo a la Real Academia Española de la Lengua, el testamento es la "Declaración que de su última voluntad hace alguien, disponiendo de bienes y de asuntos que le atañen para después de su muerte”.

Por eso es recomendable que todos tengamos claro quiénes van a ser nuestros herederos, así como en qué forma/porcentajes deseamos donarles nuestros bienes. Dejar todo perfectamente claro en un documento redactado ante Notario.

Podemos heredar una cosa o derecho particular a una o varias personas. El legado se hace de acuerdo con las instrucciones específicas del testado, por lo cual es necesario proporcionar datos precisos de los bienes que deseamos legar a cada heredero. Las leyes mexicanas contemplan diversas modalidades de testamento, la más usual y la que recomiendan los especialistas es el testamento público abierto, el cual se otorga ante Notario Público.

voz, expertos

Hacer un testamento no es firmar una sentencia de muerte propia. Es, más bien, una forma de dar tranquilidad a nuestra familia al hacer predecible lo que ocurrirá con nuestros bienes una vez que se haya acabado nuestra vida, que pudiera ser muchos años después de que redactamos este documento. Por eso es indispensable pensar con tiempo qué le vamos a dejar a quién. También designar a una persona de nuestra absoluta confianza como albacea, es decir, quien se hará cargo de que se cumpla lo que hayamos establecido en nuestro testamento.

Una vez firmado el documento, el Notario lo lleva al Archivo General de Notarías o al Registro Púbico de la Propiedad y realiza el aviso del testamento para su integración a las bases de datos del Sistema Nacional del Registro de Avisos de Testamento. Así de fácil.

De esta forma aligeraremos un poco el trance de nuestras familias ante un acontecimiento tan doloroso, ya que la claridad de nuestra voluntad abonará en beneficio de la tranquilidad de los que más queremos.

En nuestro país septiembre es el mes del testamento (en el artículo inicial de esta pieza podrás obtener información al respecto). ¡Aprovecha la ocasión y déjale a tu familia tranquilidad!
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* Joaquín Peón Escalante es licenciado en Relaciones Industriales por la Universidad Iberoamericana y maestro en Desarrollo Humano por la misma institución. Creador del Premio Nacional de Calidad de México y miembro del Board of Directors del American Productivity and Quality Center (APQC). Escritor y académico en Universidades como la Ibero, el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) y el Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresas (IPADE).
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