Esta película francesa que quizá alcances a ver aún en cartelera (si no es así, cómprala o réntala), trata sobre la vida de un talentoso violinista maduro que tiene un gran defecto: es muy tacaño. Se baña con agua fría, usa el alumbrado público para iluminar las habitaciones de su casa, ve la televisión de su vecino con unos binoculares, etc.

François Gautier, el protagonista, tiene una vida cuya única felicidad consiste en no gastar nada.

Un día, todo cambia: descubre que tiene una hija de 16 años y se enamora de una violonchelista; ahí empiezan realmente los problemas.

Una buena cinta para aprovechar que los niños aún no entran a clases, ¡o acaban de entrar!

¡Que la disfrutes!