De los países que integran a la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), México, junto con Turquía, ocupa el primer lugar en deserción escolar por parte de los universitarios.

De acuerdo con cifras del INEGI, en México 92 de cada 100 alumnos no logran concluir una carrera universitaria, siendo los problemas económicos una de las principales razones de este abandono.

La última Encuesta Nacional de Deserción en la Educación Media Superior de la SEP, destaca que la matrícula de las universidades públicas es insuficiente, así como que los costos de las universidades privadas pueden superar los 110 mil pesos por semestre.

Y aunque ya existen programas públicos que apoyan a los estudiantes con buen desempeño escolar, estas becas resultan insuficientes.

Sin embargo, en el mercado existen diferentes opciones para continuar estudiando, pues algunas instituciones cuentan con planes de financiamiento a la educación superior.

Los préstamos para estudiantes son recursos financieros que ofrecen diversos bancos y Sociedades Financieras de Objeto Múltiple (Sofomes) con la finalidad de que puedas terminar tus estudios sin contratiempos económicos.

Estas instituciones se encargan de pagar tus inscripciones y colegiaturas hasta que concluyas la carrera o el posgrado y después de ello, una vez incorporado a la vida laboral puedas liquidar el préstamo.

Dependiendo de la institución, el monto a financiarte puede ser equivalente hasta a un 60% u 80% del costo total de la carrera o el posgrado y empezarás a pagar al terminar tus estudios por un plazo de hasta 10 años y medio con tasas de interés de 10%.

Entre otros de los beneficios que ofrecen este tipo de créditos se encuentran el que la institución no te solicita como parte de sus requisitos un bien inmueble como garantía del préstamo, bastará con contar con uno e incluso dos obligados solidarios para poder iniciar el trámite.

El obligado solidario es una persona que responderá ante la institución en caso de haber un incumplimiento de pago. En algunas se permite que el estudiante, si es mayor de 18 años, sea el solicitante, y uno de sus padres, el coacreditado; en otras, el solicitante siempre debe ser uno de los padres y otra persona el obligado solidario.

Es importante que tomes en cuenta que algunos préstamos para estudiantes sólo aplican para determinadas universidades o son sujetos de aprobación dependiendo del promedio que manejes.

En general las instituciones solicitan un promedio mínimo de 7, así como la documentación que acredita que el solicitante ha sido aceptado por una de las universidades aliadas a la institución con la que se tramitará el crédito.

Es probable que el banco realice una evaluación sobre el tipo de carrera que se desea estudiar, para asegurarse de que el estudiante tenga mayor oportunidad de obtener un empleo y pueda pagar el préstamo.

Para algunos jóvenes ésta podría representar la primera oportunidad de participar en el sistema financiero formal y por lo tanto, la puerta de entrada para acceder a más créditos. Por ello es importante que si fuera tu caso, cuides tu historial crediticio.

Y si eres papá, también mantenerlo sano, porque si quisieras apoyar a tu hijo para obtener un crédito universitario, será indispensable que hayas sido un buen pagador.
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*Claudia Castro es periodista de profesión, especializada en temas financieros. Ha colaborado en periódicos como La Razón de México y El Economista, así como en revistas de negocios como Entrepreneur y Mundo Ejecutivo. Actualmente es reportera del periódico Excélsior.