Cultura financiera
El primer paso para componer lo que no funciona es reconocer la situación.
Hablar en nuestro país de cultura financiera es -todavía- referirse a un tema en el que hay mucho por andar. Según un estudio estadístico realizado en 2008 y avalado por la UNAM, no existe, en la mayoría de la población, una visión a mediano o largo plazo en asuntos relacionados con las finanzas. Las cosas han mejorado un poco desde entonces, pero el camino aún es largo.
La visión de largo plazo en nuestras finanzas es importante, pero no agota lo relacionado con el tema de la cultura financiera. Contar con ella implica también tener un mínimo conocimiento de los productos de las entidades financieras, como por ejemplo sus nombres, para qué se usan, qué instituciones los ofrecen, etc., e incluso las diferencias entre estas instituciones. Igualmente, supone una manera de conceptualizar y entender "el mundo del dinero".
Para efectos prácticos, significa tener el conocimiento y la capacidad para manejar de manera adecuada nuestras finanzas valiéndonos de los instrumentos que entidades públicas y privadas ponen a nuestro alcance, y sin perder de vista nuestros objetivos. Ser sujeto de crédito no significa "necesitar" un crédito; así como no tener liquidez suficiente para un proyecto no significa que no podamos obtenerlo de modo seguro.
Las entidades financieras de mayor tamaño y prestigio han creado la figura del ombudsman financiero, que se encarga de velar por los intereses del usuario y al que se puede acudir en cualquier caso de aclaración e incluso reclamación. Esta figura está al servicio del usuario, quien es su razón de ser y le evita llegar a instancias legales que pueden resultar onerosas y significar mucho tiempo y tramitología. Por ello, el ombudsman financiero ha venido a abonar a la confianza de la población que tiene contacto con las instituciones.
Falta, sin embargo, ampliar la penetración de los productos financieros y el acceso de la población en general a los mismos. Esto es tarea de ambas partes, en conjunto con las autoridades.
Los usuarios y futuros usuarios de estos servicios pueden ampliar su cultura financiera acercándose a autoridades y entidades financieras para familiarizarse con los conceptos y herramientas correspondientes.
Desarrollar nuestra cultura financiera es benéfico tanto a nivel personal como nacional. Tener acceso y usar adecuadamente los productos que las distintas entidades financieras nos ofrecen nos permitirá alcanzar objetivos y hacer realidad proyectos personales y profesionales que de otra manera se quedarían sólo en ideas. A nivel nacional, utilizar y mantener vivas las diferentes opciones de pagos redunda en una más sana realidad económica y un sistema financiero más adecuado a la misma.
La cultura financiera también es un artículo de primera necesidad.