En voz de los expertos

Acciones a considerar para hasta en la muerte ahorrar

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Por Diego Sosa*.

En la cultura popular nacional la muerte es un tema que se toma de manera ligera e inclusive chusca, pero cuando se debe pensar seriamente en ella, éste se torna como un asunto que pocos desean discutir y para el que aún menos se preparan. Así, se deja “a la suerte” la solución de los problemas que puede generar nuestra partida, lo cual seguramente potenciará las penas que de por sí enfrentarán nuestros seres queridos.

Nadie sabe la fecha en que este suceso acontecerá, pero todos conocemos que ese día definitivamente llegará; entonces, ¿por qué no ser responsables y dejar para cuando esto suceda la menor cantidad de asuntos por resolver? Realizar estas acciones será benéfico en muchos sentidos de entre los que destaca el financiero.

Así, el primer paso a realizar en esta materia es adquirir un paquete de servicios funerarios. Obtenerlo anticipadamente permite evitar significativos costos a los que se incurre cuando éstos se adquieren por una necesidad inmediata.

La contratación anticipada de tales servicios permite comparar y encontrar la más adecuada opción en el mercado e inclusive aprovechar los descuentos que a veces se ofrecen; además, es posible liquidarlos de una forma cómoda ya que en ocasiones se ofrecen con planes de pago.

La recomendación al contratarlos es que se haga con una empresa especializada, con experiencia y reconocimiento en el mercado. Esto  permitirá tener la confianza de que cuando se requiera el servicio, la empresa aún existirá y respetará lo convenido.

Y si hablamos de las acciones obligadas a realizar conscientes de nuestra futura partida, es inevitable destacar lo importante que es contar con un testamento. Este documento es el medio que asegura que los bienes que poseamos efectivamente se transmitan a quienes deseamos sean nuestros herederos.

El testamento es un acto que se realiza necesariamente ante notario, motivo por el cual muchas personas lo identifican como un proceso caro y que motiva que no se realice. No obstante, un testamento tiene un costo sumamente bajo si se le compara con los gastos que genera un intestado (bienes respecto a los cuales no existen disposiciones testamentarias).

Además, se debe estar consciente de que al morir intestado, los bienes de quien fallece no pasan de forma inmediata a las personas que hubiera querido, sino que un juez o notario, aplicando las reglas que marca la Ley, determinarán a qué personas se declararán como herederos y como albacea (responsable encargado por el juez, de cumplir la última voluntad del finado)

Muerte, Cultura Mexicana

Para evitar lo anterior, la opción es pues realizar un testamento, proceso que desde hace algunos años ya no resulta tan oneroso gracias a que en varias entidades del país se han instaurado jornadas notariales en las que se otorgan importantes reducciones en impuestos, derechos y honorarios notariales para la tramitación de sucesiones.

Ahora bien, es importante resaltar que para transmitir la propiedad de los bienes que se posea es necesario primero que éstos se hayan regularizado y registrado debidamente, es decir que la propiedad de un bien inmueble se haya escriturado.

Como con el testamento, para la escrituración se requiere de los servicios de un notario por lo que también se tiene la percepción de que es muy costoso. Pero afortunadamente para que las personas realicen dicho trámite igualmente hay programas de apoyo.

Estos programas han permitido que la gente aproveche ahorros fiscales hasta por un 80% en el pago de impuestos y derechos, así como descuentos en los honorarios de los notarios de hasta un 35%.

Prever y realizar estas acciones, dos de ellas muy relacionadas con la muerte, no implica que ella esté próxima, sino que reflejará nuestra madura previsión y responsabilidad con nuestros seres queridos. Asimismo, garantizará que se cumpla fielmente nuestra voluntad cuando faltemos, protegiendo a su vez, el patrimonio que lleguemos a formar.

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Diego Sosa es Analista de Mercados y Economía. Colabora asiduamente en diversos espacios impresos y radiofónicos. Ha sido columnista y editor de El Semanario y comentarista de temas económicos en el Programa Radiofónico “Saldo a Favor” de Opus 94.5 F.M.