EN VOZ DE LOS EXPERTOS
Una forma segura de invertir
Por Claudia Villegas*
Una frase llama la atención en la campaña publicitaria que hace algún tiempo cierta compañía telefónica utilizaba para invitar a contratar sus servicios: “No consultamos al Buró de Crédito”.
La oferta para el cliente de servicios de telecomunicaciones preocupa porque parecería una invitación a no cubrir un requisito que en el sector financiero y de servicios ya forma parte de las buenas prácticas.
Aquella campaña publicitaria debería haber explicado, sin embargo, que el Buró de Crédito no se consulta en el caso de los servicios de telefonía bajo el esquema de prepago, cuando el usuario compra una tarjeta y los minutos que consume se cobran de esa cuenta que ya se pagó. Es claro, entonces, que para este tipo de operaciones no es necesario consultar un sistema de información crediticia.
No es gratuito, sin embargo, que una compañía telefónica utilice en su estrategia de publicidad y mercadotecnia la oferta de no consultar al Buró de Crédito. Parecería muy atractivo, pero en realidad es engañoso. En la actualidad y, después de la crisis del Fobaproa, resulta prácticamente imposible que un banco, intermediario o empresa se decidan a establecer una relación comercial a partir del crédito sin antes tener todo la información necesaria. Contar con ella es la llave para muchas operaciones.
Así de importantes son los sistemas que ofrecen información sobre el expediente de un usuario de servicios financieros y comerciales. Además, los avances en materia de tecnología, la información en tiempo real y las telecomunicaciones permiten que los bancos y las empresas del sector servicios obtengan la actualización del expediente de sus clientes potenciales. De esta forma, se reduce de manera significativa el nivel de riesgo en las transacciones.
La confianza, entonces, no es un tema subjetivo sino un elemento claramente cuantitativo y cualitativo. El problema, sin embargo, es que la expansión del sector financiero a través de sectores no regulados podría convertirse en un foco rojo. Es un hecho que algunos intermediarios que operan bajo la figura de Sociedades Financieras de Objeto Múltiple (Sofom) están ignorando algunos pasos indispensables para garantizar la estabilidad de sus operaciones.
Es cierto que, en muchos casos, ofrecen sus servicios a población con un bajo nivel de bancarización y cuyo expediente crediticio prácticamente comienza a escribirse. No obstante, se advierte ya la necesidad de que también este sector financiero no regulado cumpla con las reglas del juego que evitaron un sobre endeudamiento de las familias y que, además, aporten información sumamente valiosa sobre los mexicanos que se integran a los circuitos del financiamiento.
Hoy, precisamente, la llamada exuberancia irracional y el excesivo apalancamiento de familias y empresas en Estados Unidos y Europa han colocado en una precaria situación a las economías de esas regiones. Simplemente se perdió la confianza.