Adam Smith
El nombre de Adam Smith no suele ser tan reconocido como el de algunos de los teóricos económicos posteriores a él y que deben directamente el desarrollo de sus ideas al pensador escocés.
Nacido en Kirkcaldy, Escocia en 1723, hijo de un oficial de aduanas y la heredera de un acaudalado propietario escocés, Smith tuvo una vida tranquila y dedicada a los estudios.
A los 14 años ingresó a la Universidad de Glasgow, donde se especializó en retórica y literatura, con lo que obtuvo una beca para -a los 23 años- doctorarse en filosofía moral, manifestando también un amplio dominio de la filosofía clásica.
De regreso a su ciudad natal, Smith se dedicó a la academia y entabló amistad con el reputado filósofo David Hume, lo que determinaría en buena medida la línea de su pensamiento posterior.
En 1759 publicó la Teoría sobre los sentimientos morales, en la que se esboza también su pensamiento económico al plantear la idea de "la mano invisible", según la cual, una tendencia natural hace que la búsqueda del bienestar individual termine por orientar a la sociedad al desarrollo común.
Algunos críticos han visto en esta idea un antecedente de Ayn Rand (La rebelión de Atlas); sin embargo, en el mismo texto, Smith deja claro que una de las mayores virtudes del ser humano es la empatía.
En 1776, mientras en América Thomas Jefferson redactaba la Declaración de Independencia de Estados Unidos de América, en Londres veía la luz el Ensayo sobre la riqueza de las naciones (An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations), la obra que da inicio al entendimiento de la economía como una ciencia independiente y sienta las bases del pensamiento económico moderno al definir el libre comercio como un factor de desarrollo que el Estado no debe limitar.
Según Smith no hay bienestar social sin crecimiento económico, para lo que es necesario el liberalismo económico y la división del trabajo. Esta idea supone el entendimiento de que es el trabajo humano lo que imprime valor a una cosa y no solamente su importancia utilitaria. Sin los planteamientos de Smith, no podrían entenderse el concepto de plusvalía ni el materialismo histórico marxista.
El pensamiento de Adam Smith es el punto de partida de las bases de la economía actual. Su trabajo influenció lo mismo a David Ricardo (considerado por muchos uno de los padres de la macroeconomía), que a Milton Friedman (premio Nobel 1976 y artífice de la Escuela de Chicago).
Smith murió a los 77 años, en 1790, ya declinante, pero aún objeto de reconocimiento y honores por su labor intelectual. La misma que hoy ya no goza del recuerdo y reconocimiento que su importancia merecería.