El
sentimiento es una mezcla entre poder y responsabilidad: con nuestra
firma es posible adelantar la satisfacción de algún bien o servicio que
hubiéramos tardado varios meses en obtenerlo sólo a partir de nuestros
ahorros.
Una
tarjeta es una alternativa para pagar las compras a crédito e incluso a
plazos sin intereses, lo que significa también un beneficio que no
tendríamos al pagar en efectivo; de ahí que sea la puerta de entrada
para crear un historial que nos permitirá en el futuro acceder a otro
tipo de financiamientos como un crédito automotriz o incluso una
hipoteca.
Sin embargo, no debemos pensar que se trata
de dinero propio a pesar de ofrecer la alternativa del pago mínimo, al
final habrá que reintegrarlo al banco, aunque si no quieres pagar
intereses formarás parte de los totaleros al cubrir el saldo total cada
mes de acuerdo al corte establecido.
Siempre hay que ser
cuidadoso con el uso de la tarjeta de crédito, jamás debemos verlo como
una parte adicional de nuestro sueldo, y por ser un financiamiento a
tasa variable, habrá que entender que los intereses pueden aumentar.
Actualmente
existen en México más de 18 millones de personas que usan tarjetas de
crédito bancarias como una alternativa de financiamiento, y de ese
universo se estima que 8 de cada 10 tarjetahabientes no pagan el total
de su deuda, es decir, no son totaleros, y por tanto, en la gran
mayoría de los casos pagan intereses.
Definitivamente existen grandes beneficios de tener una tarjeta de
crédito; de entrada, la seguridad de no cargar efectivo, lo que
facilita de paso los llamados pagos recurrentes como son teléfono, luz,
agua, televisión de paga, celular o gas natural, lo que permite ordenar
nuestras finanzas cuando decidimos independizarnos.
Otro punto ligado a la seguridad es que los bancos ofrecen protección
contra cargos no reconocidos, ya sea por fraude, robo, extravío o
clonación de la tarjeta de crédito.
Un aspecto que hace necesario tener una tarjeta de crédito es que prácticamente es requisito para reservar un boleto de avión, la estancia en un hotel y la renta de un automóvil.
Hablamos de uno de los productos más nobles para la banca, ya que se adapta lo mismo para personas que realizan pagos recurrentes o para quienes viajan mucho y puede servir de medio de pago dentro y fuera de México, o incluso puede funcionar como respaldo financiero para imprevistos y emergencias.
Pero si bien las tarjetas se adaptan a todas las necesidades, no todas son iguales, algunas ofrecen tasas más bajas, beneficios como puntos para obtener recompensas o incluso están las que no cobran cuotas anuales cuando están relacionadas con otros productos del mismo banco, y existe la posibilidad de emitir tarjetas adicionales para un familiar.
El caso es que existen decenas de alternativas para un mismo producto, desde las tarjetas clásicas, oro, platinum y negras o premium hasta las de afinidad con equipos de futbol, instituciones educativas, aerolíneas, etc.
Si aún no tienes una tarjeta de crédito, pide informes en distintas instituciones bancarias y elige la mejor para ti, verás que si te conviertes en un tarjetahabiente cumplido, tu primera tarjeta de crédito puede serte de gran utilidad y una buena opción para ir formando un historial crediticio sano.
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*Rogelio Varela es autor de la columna Ruta del dinero, del periódico La Crónica; es comentarista en Imagen Informativa y en Canal 40.