El ahorro es otro mecanismo para poder comprar una casa, un auto, una computadora o cualquier electrodoméstico.

Sin embargo, el crédito es traer dinero de valor futuro a valor presente y con él poder adquirir bienes; por lo que digámoslo así, el beneficio es más inmediato a través del crédito que a través del ahorro.

Por lo tanto, el crédito se convierte en un aliado importantísimo en la vida financiera de una persona, sobre todo cuando es utilizado de manera correcta.

De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Inclusión Financiera, elaborada por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) en 2012, 49% de las personas en este país no recurre al crédito como opción de financiamiento.

Según los datos, 43 millones de personas en México son usuarios del crédito; de los cuales la mayoría recurre al crédito informal.

Es decir, 34% de quienes utilizan un crédito recurren a familiares, amigos o cajas de ahorro entre conocidos para poder financiarse, antes de apoyarse en el crédito formal en donde sólo 28% cuenta con algún préstamo hipotecario, automotriz, de nómina e incluso las propias tarjetas de crédito o departamentales.

Lo anterior es muestra de que existe aún un enorme potencial para hacer crecer la penetración crediticia en el país.

De ahí que la Reforma Financiera que entró en vigor en 2014 tuviera como propósito aumentar el crédito y que éste sea más barato.

Los bancos han aumentado la penetración del crédito respecto al PIB de 26 a 32% en estos últimos 2 años y la meta es que para 2018 pueda ubicarse en niveles de 40%.

Sin embargo, de nada sirve que exista más crédito disponible si las personas no lo toman, o lo que es peor, si cuando se toma es para generar problemas de sobreendeudamiento provocados principalmente por una falta de cultura financiera.

Y es ahí en donde hay errores en los que no puedes permitirte caer, pues de lo contrario afectarás por encima de cualquier cosa, tu tranquilidad financiera.

Por ejemplo, utilizar un crédito para algo que no necesitas, pagar sólo el mínimo de tus tarjetas, tener varios créditos contratados que sumados  superen tu capacidad de pago, no verificar el costo de los créditos, etc., lo que tarde o temprano te traerá problemas con tu historial crediticio.

Así que antes de contratar un crédito, es importante plantearte dos preguntas básicas: ¿realmente lo necesito? Y: ¿puedo pagarlo?

El crédito por definición no es malo. En el corto plazo nos genera cierto ánimo de satisfacción al poder gastar, pero ¡ojo!, el dinero gastado tarde o temprano tendrá que ser pagado, así que lo importante es contar con la liquidez suficiente para cumplir con el pago de las deudas contratadas para así mantener un sano historial crediticio lo que además, permitirá acceder a otro tipo de préstamos.

Así que, adminístrate y ¡aprovecha las opciones que el crédito te brinda!
___
* Claudia Castro es periodista de profesión, especializada en temas financieros. Ha colaborado en periódicos como La Razón de México y El Economista, así como en revistas de negocios como Entrepreneur y Mundo Ejecutivo. Actualmente es reportera del periódico Excélsior.